No veas todo oscuro, porque siempre habrá un rayito de luz.

Si la vida es un instante, hoy quiero olvidar que existo.

Si la vida es un instante, hoy quiero olvidar que existo.

jueves, 26 de abril de 2012

·


No quiero regalos. Me inventaré una alergia al chocolate, y a
las flores si es necesario, no quiero cajitas, arroz cayéndonos encima ni historias de naranjas mal cortadas. No quiero cepillos rosas en mi baño, ni violines, ni París ni Venecia. No creo en castillos ni en princesas que necesiten besos para despertar, no quiero blandeces, no te adaptes a mí ni te erosiones con los choques, ni te enfades por la distancia de seguridad que querré de vez en cuando. Qué nuestras manos no encajen, qué mi hombro no te sea cómodo, qué odies cómo me enfado, qué odies cómo escribo, qué te rías de cómo hago todo. No quiero saber el nombre de tus futuros hijos, ni que lleven mis apellidos.


No quiero exclusividades, quiero alquiler con opción a compra nunca llevada a cabo, no quiero escribirte solo a ti, no quiero amores con complejo de jaula con los posesivos y el verbo tener como barrotes. No quiero obviedades, ni golpes de estado de ánimo algún 14F, que entiendas que nuestra relación, será a tres, que no pienso abandonar a Soledad por ti, ni bailar canciones románticas agarrados, ni acordarme de ti escuchando algún grupo romántico de los ochenta. Pero que tengas claro que si hay algo que quiero es a ti y a este puto miedo a tu potencial de cambiar todo lo antes dicho. 




Algunas veces las personas llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta, de que 
esto pasa por que debe de ser así. Llegan para servir un propósito, para enseñarnos una 
lección, para ayudarnos a descubrir quiénes somos en realidad, y para enseñarnos todo 
aquello que deseamos alcanzar, y todo lo que deberíamos dejar pasar. No sabes quiénes son 
hasta que fijas tus ojos en ellas, pero es entonces cuando sabes y comprendes, que te 
cambiarán la vida...